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La Virgen de los Reyes

Publicado el 14 de agosto de 2013

«Per me reges regnant». «Por mí reinan los reyes». Es el lema de la Virgen de los Reyes, la misma que entró en Sevilla un mes de diciembre de 1248 junto al rey Fernando III en el cortejo victorioso. ¿O quizás fue tallada con posterioridad?

Dicen que tras la conquista, hecha a imagen y semejanza de la visión que tuvo el monarca revelándole la toma de la ciudad. ¿Pero no fue un regalo de su primo hermano el rey Luis IX de Francia? No hay muchas certezas alrededor de los orígenes de la Virgen de los Reyes, pero sí que es la patrona de Sevilla y su alcaldesa perpetua.

Desde hace siglos preside la Capilla Real de la Catedral de Sevilla. En sus rodillas, una imagen del Niño Jesús que también data del siglo XIII. A sus pies, el cuerpo incorrupto de San Fernando. Agraciada con todo tipo de joyas y enseres, se sienta majestuosa a recibir a los fieles y a los visitantes de la ciudad. Con sus facciones duras, medievales, y policromía de gran realismo. Con su bastón de mando, con la medalla de la ciudad que se le otorgó en 1958 y con el fajín de capitán general desde 1939.

Cada 15 de agosto la virgen es llevada en procesión alrededor de la Catedral: Plaza de la Virgen de los Reyes, Placentines, Alemanes, Avenida de la Constitución, Fray Ceferino González, Plaza del Triunfo y vuelta al templo por la Puerta de los Palos. Es el día que se le rinde culto público, si no media una procesión extraordinaria, pero el fervor es cosa del año entero.

Se la conduce en un paso de palio diseñado por Juan Talavera en el primer tercio del siglo XX, luciendo su fastuosa corona y alguno de sus cinco mantos. Con las principales autoridades de la ciudad rindiéndole el respeto por gobernar la ciudad durante los últimos ocho siglos.